Sunday, October 2, 2011

¿Para qué?

¿Para qué?
¿Cuál era el objetivo?
¿Por qué?

Subirme alto alto alto
para dejarme caer de un tirón.

Hablar,
suspirar los más hermosos versos
para sumergirme
en un silencio infinito.

Besarme.
Regalarme los más dulces besos
estremecer mis labios
para dejarlos secar
en este frío invernal.

Estar presente,
regalarme tu precencia
todo tu,
tus brazos,
para dejarme sola.
Sola. Sola. Sola.

¿Para qué?

Otra vez

Aquí voy otra vez
con la herida de ayer aun freca en mi piel
a intentarlo nuevamente
a lanzarme de pecho
a intentar el amor...
otra vez.

¿Por qué mi terco corazón no entiende?
¿Por qué no se rinde?
¿Por qué persiste?

Apasionada y loca
romántica, risueña
con el increible talento
de reciclar la inocencia de mi mirada
y la ingenuidad de mi sonrisas.

Con la tenacidad de recargar el corazón
los sentimientos, los abrazos,
los besos, con tanto afán
que parecen nuevos.

Para darme perfecta, intacta
otra vez...
maquillando las heridas
Para darte lo mejor,
a ti, o a ti,
una y otra,
y otra vez.

Sunday, May 29, 2011

Morí

*Inspirado en la historia de una gran amiga; porque todas guardan sus secretos.

Morí. En ese chinchorro que olía a chillería, entre medallas, sonrisas, miradas y besos. Justo en ese instante morí; renunciando a mi antigua dignidad, mi pasada forma de ser mujer. Me analicé, me repensé, dudé, redefiní, cuestioné. Probé y me probé. Rebasé las reglas, las líneas, los miedos, el tabú, la doctrina. Me liberé del juicio y del peso de la conciencia. Me gustó, sonreí y seguí. Tenía curiosidad y ganas de llegar al fondo, de experimentar esa otra realidad oculta, mítica, pecaminosa, prohibida.

Primero fue el baile, los besos, el motel. Luego los textos, las llamadas, el parking, el secreto. Pasó al vino, el queso, el traje, los tacos, la fantasía. No me detuve allí: salir a comer bajo la mirada de extraños que evidenciaban la incongruencia en nuestros anulares. Y luego vino el bar. El chichorro de orilla, de barrio escondido, de chillas. Sucio, caluroso, pero secreto. Besarnos frente a gente, otras gentes que no eran ni suyas ni mías pero que nos conocían. Sabían quiénes éramos, sabían lo que hacíamos, eran cómplices y, aun sin quererlo, guardianes de nuestro secreto.

Me mostró su foto, pequeña y opaca. No era fea, era común, de tinte. Me miré en el espejo y la diferencia era evidente. Yo, brillante, intensa, aventurera, apasionada, arreglada, sensual. Y pensé: “no envidio a la de la foto, ni su posición, ni su posesión, ni su status, no me interesa ser ella.” Yo fui aquella en la foto alguna vez. El ser la de la foto ya había perdido su magia, y era ahora solo eso, una foto, una representación, una mentira. No me interesaba volver a ser jamás la foto en la cartera. Porque así nos criaron, para ser excelentes, dignas y respetables fotos de cartera.

Tuesday, April 5, 2011

Tan mía


No se porqué
pero precisamente hoy
me siento nueva.
Sin presiones, sin deberes,
sin pruebas.


Hoy entendí quién soy
hoy me acepto
y me amo.


Al fin descubrí
lo exquisito de ser yo,
lo delicioso de saberme mía.

Con mi maleta a cuestas
llena de errores,
de emociones, alegrías,
lágrimas, sinsabores y lecciones.

Emprendo un vuelo sin regreso
rumbo a mis deseos.

Para continuar conociéndome, descubriéndome
comprendiéndome, reinventándome,
aprendiéndome, realizándome.

Tan exquisita, tan mía,
tan yo. Tan mujer.